«Es consecuencia de una fractura social», dice el sociólogo Rubén Tamboleo.
«Es consecuencia de una fractura social», dice el sociólogo Rubén Tamboleo. «Algo que empezó hace más de una década como respuesta al ‘Apadrina un niño extremeño’ de un concejal de ICV o a la negociación de Carod-Rovira con ETA. Siempre se trata de una lucha de símbolos, por eso los nacionalistas atacaron a la tauromaquia y al toro de Osborne». Estamos entonces ante una reacción pasional que hace explotar una presión social acumulada. «Siempre hay un detonante. Para mucha gente ese momento llegó con los pitos al Reyen Barcelona», continúa Tamboleo. Este malestar quedó reflejado en una encuesta de la consultora Reputation Institute que apuntaba a que un 23% de los españoles practicaban el boicot. Da igual el denominado ‘efecto boomerang’, que el daño económico sea como una bomba de racimo dentro y fuera de Cataluña.
Internet se ha convertido en un gran correa de transmisión de este formato. Change.org , Forocoches, incluso apps ‘ad hoc’ como ‘Separapp’ (para reconocer productos catalanes) han estado muy activos estos meses. Foros titulados ‘¿Cómo lleváis el boicot?’ o ‘¿Y renunciar al fuet? Mis cojones’ son algunos ejemplos. Incluso esta indignación a golpe de clic se internacionalizó en ‘Boicot a productos belgas ya!!!’ con motivo de la fuga de Puigdemont a este país.
Para Bernardos sólo hay una forma de acabar con un boicot que cree que es nocivo para todos. «Son necesarios pedagogía y acción política. Sobre todo, una declaración de amor continuado de Cataluña al resto de España».